
Empezando:
Marco Corbus, ahora conocido como Ahmed Abdullah Corbus (Kurbis), creció en un ambiente religioso mixto. Ahmed afirma: "Durante mi infancia, fui parcialmente educado como católico. Mi abuelo y mi tía eran curanderos espirituales que adoraban ídolos y espíritus. Fui testigo de cómo muchos enfermos acudían a ellos en busca de curación y cómo se recuperaban. Así que seguí lo que ellos creían".
En busca de la verdad:
A los diecisiete años, Ahmed empezó a sentirse religiosamente perdido. Dice: "Me di cuenta de que había muchas religiones, cada una de las cuales afirmaba ser la fe verdadera. Me preguntaba: '¿Debo quedarme en la religión de mi familia o debo escuchar a otras religiones?".
Un día, su primo le invitó a asistir a una misa de jueves en la iglesia. "Vi cómo cantaban, aplaudían, bailaban y lloraban, levantando las manos en oración a Jesús (la paz sea con él). Me emocioné y me convertí en un cristiano renacido", añade Ahmed.
La vida como pastor:
Al cabo de cinco años, un monje le convenció para que trabajara en el clero como voluntario. Ahmed dice: "Me convertí en el cantor principal, luego en el líder de oración, después en maestro de escuela dominical y finalmente en sacerdote ordenado en la iglesia". Su trabajo dependía de la Misión Rural Evangélica Libre.
Leyó la Biblia dos veces de cabo a rabo y memorizó partes y versículos para defender la fe. Ahmed afirma: "Estaba orgulloso de mí mismo por la posición que había alcanzado y me decía que no necesitaba más enseñanzas o escrituras que la Biblia. Pero había un vacío espiritual dentro de mí".
Dudas e inicio de búsqueda:
A pesar de su dedicación, Ahmed no sentía verdadera felicidad. "Rezaba, ayunaba y trabajaba duro para cumplir la voluntad de Dios, pero sólo encontraba la felicidad cuando estaba en la iglesia. Sin embargo, este sentimiento de felicidad no era duradero", dice Ahmed. También se dio cuenta de que algunos de sus compañeros monjes eran materialistas, se entregaban a los deseos físicos y a la corrupción.
Viajar a Arabia Saudí:
Ahmed pensó en viajar al extranjero no sólo por trabajo, sino también para difundir el nombre de Jesús como dios. Dice: "Mi plan era ir a Taiwán o Corea. Pero la voluntad de Dios me llevó a obtener un visado de trabajo en Arabia Saudí". Firmó un contrato de tres años para trabajar en Jeddah.
Reunión de musulmanes:
Una semana después de llegar a Yedda, Ahmed se dio cuenta de que el estilo de vida era diferente. Dice: "Por suerte, tenía un colega filipino en la fábrica que era musulmán y hablaba árabe.
A pesar de mi nerviosismo, intenté preguntarle sobre los musulmanes y sus creencias". Ahmed pensaba que los musulmanes adoraban al diablo, a los faraones y a Mahoma (la paz sea con él) como dioses. El colega musulmán le habló del islam y le dio dos versículos del Corán:
"Este día he perfeccionado para vosotros vuestra religión y he completado Mi favor sobre vosotros y he aprobado para vosotros el Islam como religión". (Al-Ma'idah: 3, Traducción del Complejo del Rey Fahd), y "No adoráis fuera de Él sino [meros] nombres que les habéis dado, vosotros y vuestros antepasados, para los que Alá no ha enviado ninguna autoridad. La legislación no es sino de Alá. Él ha ordenado que no adoréis sino a Él. Ésa es la religión correcta, pero la mayoría de la gente no lo sabe". (Yusuf: 40, Traducción del Complejo del Rey Fahd).
Abrirse al Islam:
Estos versos fueron chocantes para Ahmed. Dice: "Empecé a fijarme en la vida de mi colega musulmán. Hablábamos todos los días de nuestras religiones, y nos hicimos muy amigos". En una ocasión, Ahmed fue con su colega a la zona comercial de Yeda, donde vio a una multitud viendo un vídeo de un debate entre Ahmed Deedat y Jimmy Swaggart. "Mi colega me dijo que Ahmed Deedat es un famoso predicador islámico. Aunque nuestros monjes en casa nos hicieron creer que sólo era un 'gran misionero', descubrí que era un predicador musulmán", dice Ahmed.
Convicción y vacilación:
Ahmed compró las cintas de vídeo y algunos libros sobre el Islam. Dice: "Estaba convencido, pero mi orgullo me mantenía alejado del Islam". Al cabo de siete meses, otro amigo le dio un ejemplar de la traducción inglesa del Corán y le llevó al centro islámico. "Aquella bendita noche del 18 de abril de 1998 abracé por fin el Islam y declaré mi fe recitando la Shahada. Allahu Akbar!", dice Ahmed.
La vida después del Islam:
Ahmed seguía una religión que consideraba la verdad absoluta, pues creía que el islam era el mejor y más completo modo de vida. Dice: "Rezo para que Alá nos perdone por nuestra ignorancia sobre el Islam y nos guíe por Su camino recto que conduce al Paraíso. Ameen".
Diálogos influyentes:
En uno de los influyentes diálogos con su amigo musulmán: Ahmed: "¿Por qué cree que el Islam es la religión verdadera?" Amigo musulmán: "Porque el Islam responde a todas mis preguntas y da sentido a mi vida. Cuando leo el Corán y reflexiono sobre sus significados, siento paz interior y satisfacción."
En otro diálogo con el sacerdote que vino a discutir con él después de que declarara su islamismo: Sacerdote: "¿Cómo puedes dejar tu religión y abrazar el Islam?" Ahmed: "Porque encontré la verdad en el Islam. La Biblia está llena de contradicciones y no encontraba respuestas satisfactorias a mis preguntas. El islam respondió a todas mis preguntas y me dio la paz que buscaba."
Retos y superación de los mismos:
Ahmed se enfrentó a muchos retos tras su conversión, pero los superó con su fe inquebrantable. "Hubo muchos retos, pero Alá me guió y me dirigió. Ahora vivo en paz y tranquilidad en mi nueva fe", dice Ahmed.
Con estos detalles y diálogos, la historia de Ahmed Corbus se hace más impactante y viva, ayudando al lector a comprender la profundidad de su transformación y su descubrimiento del Islam.